José Vargas fue condenado a 17 años en el 2014,. Por su edad avanzada logró la prisión domiciliaria. Temor e indignación en la madre del joven desaparecido.
“Yo ya no creo más en nada ni en nadie. Sé que estoy expuesta a cualquier cosa con esto, porque la Justicia no me da ninguna garantía”, afirmóal enterarse de que el secuestrador de su hijo, José Vargas Miserendino , accedió a la prisión domiciliaria días atrás.
Los Vargas tenían una casa quinta en las afueras de Río Cuarto, donde se dedicaban a quemar huesos para venderlos a fábricas de alimento balanceado. En esa zona es donde se activó por última vez el teléfono de Nicolás. Para Rosa, allí funcionaba “un aguantadero”, con connivencia policial.
“La casa donde Vargas dice que va a estar detenido es una tapera, no tiene ni teléfono. La verdadera casa de Vargas era un lugar de acopio de droga, como figura en la causa federal. A ellos les importa la edad de Vargas, mi marido tiene la misma edad, y trabaja con mi hijo a puertas abiertas en un taller. A ellos no les importa el riesgo que corremos ni que nunca más se sepa nada de mi hijo. El lunes sería su cumpleaños”, insistió la madre de Nicolás.