No habrá posibilidades de llevar al país al lugar que estuvo sin la base del trabajo, del orden y de reglas claras, equitativas, coherentes y perdurables en el tiempo.
Por un lado, el ala más dura de la administración gobernante, acompañada casi en disidencia por el sector más débil de esa misma coalición, propone más subsidios para la inmensa masa de pobres e indigentes que habitan el territorio nacional –lo que algunos llaman irónicamente los planes “platita”– y desconoce o no quiere reconocer que esa forma de ayudar no implica ninguna solución de fondo.
Semejante falta de inteligencia y de patriotismo de ambos frentes ideológicos y políticos, no se sabe si constituye un problema coyuntural o, más bien una dificultad en el ADN del ser nacional. Quizás, y ojalá así sea, estas mezquinas ambiciones estén dadas por la distancia que todavía nos separa de las urnas y por el proceso de selección y de promoción de candidaturas de cara a las internas de cada partido. Pero, una vez elegido el candidato que representará cada coalición, es de esperar que los demás postulantes se encolumnen detrás del líder elegido y que seguramente será el que más mida en apoyos y adhesiones.