Respeto por la materia prima. Conciencia de la esencia y el estilo. Algo de osadía y mucho de aprender mientras se marcha. Los hermanos Bernardez hicieron historia en las cocinas de lujo milanesas.
Los hermanos Alejandro y Sebastián Bernardez nacieron en Villa de Mayo, en el noviembre del setenta y dos. En un barrio de gente humilde, muy trabajadora… Su infancia fue en una casita con un jardín y una pileta de plástico instalada en el espacio verde. Iban a la escuela a cuatro cuadras de su casa. También tenían la iglesia cerca, a tres cuadras. Era un barrio chico donde se conocían todos. En su cuadra vivían otros chicos, cinco o seis.
Por entonces aún estaba su mamá. Maestra, trabajaba en la misma escuela donde ambos hicieron la primaria. Su papá tenía a su cargo un área de la fábrica Ford bajo su control, pero había empezado muy de abajo. “Me acuerdo que mamá cada tanto traía chicos de la escuela para darles de comer en casa, para vestirlos con nuestra ropa.
Por ese tiempo, el padre de uno de sus mejores amigos emigró a Italia. Primero a Brescia, más tarde se estableció en Milán. Allí lo siguió su hijo y Sebastián se empezó a cartear con él. “Me contaba que le iba bárbaro -relata-, que estaba pudiendo ahorrar y que la idea era juntar un poco de dinero y volver a Argentina para hacer algún emprendimiento. Me invitaba a que lo fuera a ver”.
Se alojó en su casa y en menos de una semana ya estaba trabajando en un bar. Más tarde consiguió otro empleo en la construcción. “No hacía otra cosa que trabajar y ahorrar dinero”, dice. Le fue bien. Se independizó y descubrió que el trabajo en los bares le gustaba. Pasó de uno en otro, cada vez en sitios más célebres.Vencido el plazo prometido, Sebastián debía regresar. No lo hizo.
En 1995 fundaron Dorrego Company, una compañía diseñada para el mundo de la coctelería y con nombre homenaje a la tribuna de la cancha de polo de Buenos Aires, que derivaría en. Comenzaron enfocados a las barras y los bares, pero cuando llegó el primer hijo de los socios, decidieron acomodar el negocio a algo más compatible con la vida familiar.
Una casa de tango argentina, con algo de arrabal y mucho de elegancia. Los platos exhiben lujuria desde su arquitectura a sus sabores.